LA CORTESÍA EN LOS CORREOS ELECTRÓNICOS: CIBERMANERAS

La imagen es algo que va ligada a cada persona; habla de ti y transmite a los demás una idea determinada de tu personalidad. Está expuesta en cosas tan sencillas y diarias como la ropa o el peinado. También lo vemos en cosas más subjetivas como la forma de hablar o el cómo invertir nuestro tiempo libre o laboral. Sin embargo, se proyecta en más espacios de los que imaginamos y a menudo de forma involuntaria (ver Construyendo la Marca Personal: los tres yo).

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Existen estudios como la grafología que identifica aspectos de tu personalidad a través de las características de tu caligrafía, pero, ¿proyectamos nuestra personalidad cuando escribimos a través de medios digitales? Puede que la respuesta fácil sea que no ya que no tendría porque haber manera de identificarnos a través de vías virtuales, no obstante, esto ya no es una excusa. El estilo, la pulcritud, el orden el vocabulario… son factores esenciales que indican a través de nuestra forma de escribir en la red como de cuidadosos somos si sabemos que otras personas pueden leernos.

El estilo, la pulcritud, el orden el vocabulario… son factores esenciales que indican a través de nuestra forma de escribir en la red como de cuidadosos somos si sabemos que otras personas pueden leernos.

Al igual que si tuviéramos ante nosotros un mensaje escrito a mano, aunque sea inconscientemente vamos a crear una idea positiva o negativa de la persona solo por la forma en la que la ha escrito sabiendo que iba a ser entregada a otra persona. La pulcritud, el orden, la sangría… son aspectos que queramos o no, nos “entran por el ojo” y hacen que, aunque el contenido sea correcto, valoremos más positiva o negativamente su interior.

Lo mismo ocurre en los correos electrónicos. Un mensaje virtual con un contenido aglomerado, con léxico coloquial, sin saludo, sin firma… no será valorado de la misma forma que si tratamos de hacer una presentación mejor cuidada.

Cuando se trata de un intercambio de mensajes entre personas que tienen un estrecho lazo de confianza (amigos, familia…) estas formalidades no tienen porque ser necesarias, pero si escribimos correos en ámbitos profesionales, por ejemplo, entre miembros de una empresa, o un alumno y su profesor.

Esta última puede que sea, en este nuevo campo de estudio, una de las relaciones más enfocadas y a la vez la menos valorada por aquellos que se ven inmersos en ellas.

Al igual que en el registro oral no hablamos igual con un profesor que con nuestros compañeros de clase y/o amigos, no podemos permitir que la imagen que aquella persona que califica nuestros esfuerzos a lo largo de un curso decaiga solo por la carencia de pulcritud en un correo electrónico. Debemos aprender a valorar lo que un correo dice de nosotros, ser conscientes de a quien se lo mandamos y sobre todo el efecto que puede tener un determinado estilo de escritura.

Por ejemplo, si nuestro objetivo es pedir algún tipo de favor o información determinada a un profesor, la respuesta o, más bien el esfuerzo que el docente ponga en ella, puede variar enormemente si se pide de una determinada forma o de otra. Un mensaje ordenado, cuidado, y con ideas bien separadas y definidas tendrá mejor efecto que uno que aglomere toda la información en un solo párrafo eliminando casi por completo la capacidad de convencimiento que queramos producir, haciendo que el contenido de la respuesta sea o todo lo contrario a lo que pretendíamos obtener o que consigamos esos objetivos pero se efectúen de forma meramente compromisiva, y por lo tanto, a desgana por parte del profesor.

Un mensaje ordenado, cuidado, y con ideas bien separadas y definidas tendrá mejor efecto que uno que aglomere toda la información en un solo párrafo eliminando casi por completo

Por otra parte, el envió de un mensaje bien estructurado no solo hará que consigamos nuestro objetivo, si no que dejará impregnada en el profesor una buena imagen de nosotros en el ámbito profesional.

La educación y la cortesía en un correo electrónico ya deberían ser considerados el pilar más básico a la hora de enviar cualquier tipo de contenido, sin embargo debemos tener constancia del partido que se le podemos sacar con visión de futuro, orientando su estima hacia nosotros en círculos más allá que el simple intercambio de mensajes en la red.

El saber escribir un email abre más puertas de las que hace unos años podríamos pensar. Hoy en día, la mensajería virtual es el medio que más información mueve en internet. Debemos preocuparnos por aprender tanto a utilizarla como a sacarle el máximo partido ahora que va camino a convertirse, sino lo es ya, en el medio de comunicación estrella del siglo XXI.

¿Y tú? ¿Dirías que sabes escribir un email corporativo adecuado? ¡Haz click y descúbrelo! Puede que al final haya más de una sorpresa…

Ana Mª Bravo Martínez para www.tuaspiracionprofesional.com
 Filóloga especializada en nuevos modelo de alfabetización
Contacto: anamaria.bravo@hotmail.com

@Anyb93


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